Reportaje

Radiografía de la educación pública en Buenaventura

Tras años de estar sumida en la violencia y el olvido por parte de los gobiernos nacional y local, el distrito de Buenaventura, territorio clave para el desarrollo económico del país, atraviesa una crisis educativa como resultado de múltiples problemáticas sociales que se han amplificado como consecuencia de la pandemia y el recrudecimiento de las dinámicas criminales.

Por: Sofía Londoño Galeano

El distrito de Buenaventura es un territorio de disparidad: sus puertos son de gran interés nacional e internacional, pero la población vive en abandono estatal.
Foto: web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/buenaventura-los-contrastes-del-puerto-pobreza

El principal puerto de Colombia vive sumido en el colmo de la ambivalencia. La brecha que existe entre las actividades portuarias —que benefician a todo el país — y las vidas en precariedad de las comunidades urbanas y rurales, solo dejan entrever la profunda desigualdad a la que los bonaverenses de a pie deben hacer frente. 

Las problemáticas son numerosas y alarmantes. La falta de acceso a los servicios básicos como el agua potable, la pobreza en los barrios de bajamar, las falencias en el sistema de salud, la violencia desmedida de las mafias delictivas y el desempleo y la falta de oportunidades, son algunos por mencionar. Sin embargo, en el corazón de estas dolencias se encuentra la afectación a la educación pública del Distrito, que hoy está en crisis como consecuencia de las secuelas de la pandemia y el recrudecimiento de la violencia.

¿Cuál es el estado de la educación en el Distrito de Buenaventura?

Los docentes de la ciudad coinciden en que el sector político corrupto es el que siempre ha controlado los recursos para la educación. Y es que su preocupación no es infundada. Los últimos cinco alcaldes de la ciudad han sido detenidos por cargos relacionados con corrupción y malos manejos de los recursos públicos, lo que deja entrever también la profunda desconfianza del gremio profesoral. El hecho más reciente se registró con el ex secretario de Educación Hamington Valencia, quien se entregó a las autoridades por un contrato de 300 millones de pesos destinados a la conectividad de las escuelas, y que no se cumplió. Es así como las palabras del recordado Monseñor Héctor Epalza Quintero siguen vigentes después de su muerte: “La corrupción es el cáncer que mata a este pueblo”.

Según el docente Robinson Rentería, es necesario “liberar a la Secretaría de Educación de los políticos que la colocaron en manos de la delincuencia organizada”.  Por su parte, desde la actual Secretaría, en cabeza del secretario Marlon Posso, se ha propuesto una Segunda Revolución Educativa que permitiría la reorganización de las instituciones de carácter oficial de la ciudad a través de la reorientación de recursos. Sin embargo, hoy los docentes claman por un proceso de debate y conciliación por el cual se lleguen a acuerdos que garanticen una transición sin traumatismos. Ante la falta de concertación, el gremio del Magisterio, en cabeza del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Valle (SUTEV) se encuentra en Asamblea Permanente.

Las problemáticas son numerosas y alarmantes. La falta de acceso a los servicios básicos como el agua potable, la pobreza en los barrios de bajamar, las falencias en el sistema de salud, la violencia desmedida de las mafias delictivas y el desempleo y la falta de oportunidades, son algunos por mencionar.

De acuerdo al coordinador y docente Aldemar Velasco, no se ha percibido la disposición de diálogo por parte de la Secretaría, generando un malestar en los maestros del distrito. “Lo que hay que hacer es al menos un año de transición, un año de diálogo, de concertación, un año de acuerdos para que cuando se vayan a implementar, las personas obviamente hayan aclarado esas inquietudes y se hagan esos cambios, esos traslados de la manera más armónica”, comenta Velasco. Con esta nueva reforma se pretende trasladar de plazas a varios educadores debido al estado deplorable de algunas instituciones. Es así como cientos de docentes serían transferidos a otros planteles, entre ellos el Megacolegio San Antonio, cuya primera etapa fue entregada en el año 2021. No obstante, aunque el colegio esté equipado y cuente con los espacios adecuados para llevar a cabo las clases, la zona donde está ubicado es de difícil acceso, y todavía hay temor por los rezagos de violencia en la misma.

Falta de infraestructura y recursos técnicos y humanos

Las instituciones de Buenaventura se están cayendo a pedazos. Ejemplo de esto son la Escuela Normal Superior Juan Ladrilleros, que presenta problemas de hundimiento, mientras que la Institución Educativa Técnica Industrial Gerardo Valencia Cano esperó por años recursos para la reparación del techo de su sede central, y aunque ya se adelantaron parte de los trabajos, siguen sin completarse totalmente. Precedentes hay por montones, como el del muro de la Institución San Rafael, que tuvo que ser demolido en el 2018 debido a que estaba a punto de colapsar hacia una calle transitada por peatones y vehículos. Otras pequeñas escuelas no cuentan con lo necesario para garantizar una educación de calidad de manera digna. Desde falta de tableros, hasta baños en malas condiciones, son algunas de las problemáticas a las que se enfrentan estudiantes y profesores. Si a esto se le suman las dificultades del día a día, como la pobreza en los núcleos familiares y la falta de acceso a los servicios públicos básicos como el agua, se crea una situación alarmante.

La educación no constituye una plataforma para los niños y jóvenes bonaverenses. Las mismas falencias del sistema educativo los impulsan, en muchos casos, a optar por la delincuencia y el crimen organizado. De aquí la importancia de orientar los recursos hacia la formación. La deuda histórica que tiene el país con Buenaventura debe ser retribuida a través de la inversión social en educación, para que, tal y como expresan los maestros, se le pueda hacer el quite a la violencia.

La falta de talento humano es también una preocupación que se añade. Los maestros deben formarse autónomamente, haciendo uso de sus propios recursos para ello, ya que no existe un sistema de capacitación continua efectiva. Para Velasco, la Secretaría de Educación debe propiciar las condiciones para la cualificación de los maestros en “las nuevas metodologías, orientarlos, formarlos para que cambien sus modelos tradicionales por modelos que enamoren, que inviten al niño a reflexionar. Que instalen una pedagogía abierta, crítica”. Por supuesto, la capacitación es también un aspecto que solo se puede lograr a través de la inyección de recursos. Adicionalmente, se presenta lo que el profesor Rentería denomina como “falta de pertinencia”. Esto se refiere a la falencia de los currículos que se presentan como etnoeducativos para atender los valores culturales propios del territorio. Existe una deficiencia en la integración de las dinámicas sociales y económicas con los contenidos de aula, lo que propicia que los alumnos no se puedan identificar fácilmente con los temas de sus clases. Es necesario un replanteamiento de los planes de área para motivar a los estudiantes con temáticas que partan desde sus conocimientos previos, con el objetivo de contribuir a la construcción de su identidad partiendo del contexto.  

Megacolegio San Antonio, en Buenaventura.
Foto: enterritorio.gov.co/web/megacolegio-san-antonio-en-buenaventura-una-obra-que-ha-transformado-vidas

Consecuencias de la pandemia y el recrudecimiento de la violencia

La cuarentena y la imposibilidad de asistir presencialmente a las instituciones pusieron al descubierto la grave problemática de conectividad con la que cuenta el Distrito. Muchos alumnos no podían asistir a las clases virtuales por falta de equipos y/o conexión a internet. Esto provocó que muchos docentes recurrieran a la planeación de actividades a través de Whatsapp. Es así como en este momento de crisis, tal y como apunta el profesor Carlos Diago, “se desnudó la realidad de la educación” en Buenaventura. De nuevo, la falta de acceso a herramientas provocó graves deficiencias en los alumnos en términos de los contenidos aprendidos. Ya para cuando inició la alternancia, los maestros notaron rápidamente los grandes vacíos con los que habían regresado los estudiantes desde la pandemia, por lo que establecieron jornadas de diagnósticos y repasos.

Ahora bien, con las mafias tratando de controlar los corredores de droga, la situación se agudizó aún más. Niños sin poder salir de los barrios para recibir clases en vista de balaceras o fronteras invisibles; maestros sin poder ingresar a los colegios por la misma razón, y una consecuencia silenciosa pero alarmante: la destrucción de los núcleos familiares. Según la profesora Omeida Madrid, el conflicto armado y la migración han causado estragos en las familias, “lo que provoca generaciones huérfanas, ya sea porque sus padres no están o porque sus madres o familias los han dejado abandonados para irse a otro país”. Madrid recalca que en las aulas percibe un incremento de niños que están al cuidado de figuras distintas a los padres —abuelos, tíos, primos, y hasta vecinos —. Esto repercute a nivel emocional y cognitivo en la psiquis del estudiante, quien puede presentar brotes de indisciplina, rebeldía y lo que a nivel profundo es mucho más grave: la desmotivación para aprender. 

Las cifras de deserción escolar y alumnos fantasma también son inquietantes. Según El Espectador, el Sistema de Matrícula Estudiantil de Educación Básica y Media (SIMAT) reportó que la deserción estaba en un 17%, mientras que los puntajes en las pruebas Saber 11 para el 2021 fue de 219 puntos. 

La educación no constituye una plataforma para los niños y jóvenes bonaverenses. Las mismas falencias del sistema educativo los impulsan, en muchos casos, a optar por la delincuencia y el crimen organizado. De aquí la importancia de orientar los recursos hacia la formación. La deuda histórica que tiene el país con Buenaventura debe ser retribuida a través de la inversión social en educación, para que, tal y como expresan los maestros, se le pueda hacer el quite a la violencia.

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