Los Fabelman: la génesis de un blockbuster
Steven Spielberg vuelve a las salas de cine retratando los orígenes de su obra, su técnica, los temas y sus referencias. Esta vez, el escenificar su honesto deseo de filmar, a partir de la simpleza y cotidianidad familiar, lo aleja de entregar una película de impacto popular o relevancia cinematográfica.
Título: Los Fabelman (The Fabelmans)
Director: Steven Spielberg
Estados Unidos, 2022
Duración: 2h 31m
Por: Jhonedyer Henao Flórez
Sociólogo y estudiante de Licenciatura en Literatura, Univalle

Foto: Caroline Brehman.
Llamar blockbuster a Steven Spielbergtal vez sea hacerle juego a la crítica mordaz con la que el director estadounidense ha cargado por décadas. La traducción del término al español se toma como “taquillazo”. Este ha sido sinónimo de eficacia económica, de filmes con gran presupuesto en busca de facturar jugando con el interés de grandes públicos. Si bien es innegable la rentabilidad de las propuestas del director, que lo convierten en el número uno en la lista de los mayores recaudadores en la industria, también es innegable la calidad de su trabajo. De ante mano lo advierto: la obra de Spielberg no necesita defensa. Si alguien ha definido el cine contemporáneo y la industria hollywoodense, además de convertirse en una figura imprescindible de la cultura popular, es él. Que te guste o no, es tema aparte. Desmeritar la calidad desde los gustos particulares es una actitud parvularia que, quizá, disfraza la falta de conocimiento sobre temas específicos. Aunque, personalmente, me cuesta creer que haya personas que no profesen un gusto, al menos, por una película del maestro. Es tal el fenómeno Spielberg que The Fabelmans, siendo una de las películas menos memorables de su catálogo, ha encontrado una buena recepción en gran parte de la crítica y espectadores, convirtiéndola en una de las favoritas en la próxima entrega de los premios Oscar en la categoría de mejor película.
The Fabelmans cuenta la historia de una familia aparentemente funcional y estable que se ve fracturada por el descubrimiento que, en su adolescencia, Sammy Fabelman (Gabriel LaBelle), hijo mayor, realiza en una grabación de un paseo familiar. Si bien este es el núcleo de la historia, hay elementos que lo alimentan y permiten contemplar la manera y las circunstancias en las que la mente y creatividad de un director de cine se empiezan a configurar. Más a modo de anécdota que de autobiografía, Spielberg deposita en esta obra un tributo al cine. Sammy encarna una visión sentimental y personal del director, un alter ego que, pocas veces y de forma implícita, ha dejado plasmada en sus anteriores trabajos. Él nos cuenta cómo la obsesión de Sammy, en su niñez (Mateo Zoryon Francis-DeFord), por una escena de El espectáculo más grande del mundo (1952) se vuelca en una catarsis inventiva sobre cómo hacer cine, al mismo tiempo la capacidad que tiene este arte de revelar verdad con la fuerza de desestabilizar emociones, personas o su propia familia. Del mismo modo, nos muestra la forma cómo Sammy en la adolescencia encuentra la luz del quehacer cinematográfico gracias al consejo de John Ford: “Cuando el horizonte está en la parte superior es interesante. Cuando el horizonte está en la parte inferior es interesante. Cuando el horizonte está a la mitad es aburrido como la mierda”. Es así que el propio autor escenifica su génesis de blockbuster, su formación, y los principios artísticos de un genio cinematográfico.
The Fabelmans cuenta la historia de una familia aparentemente funcional y estable que se ve fracturada por el descubrimiento que, en su adolescencia, Sammy Fabelman (Gabriel LaBelle), hijo mayor, realiza en una grabación de un paseo familiar. Si bien este es el núcleo de la historia, hay elementos que lo alimentan y permiten contemplar la manera y las circunstancias en las que la mente y creatividad de un director de cine se empiezan a configurar.
Lo de genio se lo digo yo y muchísimos más. Estoy seguro. También lo estoy al afirmar que Spielberg se sabe un genio, pero en su relato logra consolidar una imagen alejada de la auto adulación, insinuando situaciones poco vanidosas de la vida de un niño ilusionado que fácilmente podríamos ser usted o yo. Creo que este es uno de los grandes aciertos de la obra, pero a raíz de ello surge la falla. Si bien el director no pretende ser ostentoso sobre su pasado, sí procura ser entrañable, aspiración que queda a medias, puesto que pocas son las escenas que logran calar en el espectador. De este modo, Los Fabelman se siente como una provocación al espectador que admira a Steven Spielberg. ¡Ven, te cuento mi vida! Parece ser el gancho de la obra, respondiendo a la intriga sobre la infancia y chismes familiares que el blockbuster otoñal ha gestado en su carrera. En consecuencia, la película no tiene en sí, a diferencia de varias del catálogo cinematográfico del autor, la fuerza suficiente para lograr ser estampadas en camisas, en cuadernos, o servir de referente cultural, puesto que más allá de lo entrañable, la película es, desde su parte técnica y artística, lo menos que uno espera de Steven Spielberg.
