Qué pasó en mi barrio

Qué pasó en mi barrio – El Rodeo

El Rodeo. Más que un barrio marginal



Por: Valeria Saldaña Benavides
Estudiante de Economía




Barrio El Rodeo.
Foto: https://www.olx.com.co/item/apartaestudio-en-arriendo-en-cali-el-rodeo-codabays1346-iid-1104439373


El Rodeo es un barrio ubicado en la comuna 12, al oriente de Cali. Al igual que muchos sectores aledaños, su historia ha sido marcada por la violencia y el abandono estatal. Han transcurrido 57 años desde la fundación oficial de este sitio, tiempo en el que sus habitantes han forjado su presente y futuro, al igual que el del barrio mismo. Así pues, para poder hablar y entender los conflictos que se manifiestan, es necesario conocer los acontecimientos que han marcado a estas empolvadas calles.

Todo comenzó con una apropiación de terrenos privados por parte de diferentes familias, es decir, antes de la fundación oficial del barrio, era considerado una invasión, razón por la cual se producían constantes enfrentamientos con la fuerza pública. En el año de 1963, durante lo que parecía ser una confrontación más, muere la líder comunitaria Celmira Prado a manos de la policía. Este hecho desataría la furia de la comunidad, provocando una respuesta violenta contra los uniformados. A partir de ese momento, nada volvería a ser lo mismo. Las peleas entre ambos bandos se tornaban cada vez más violentas, y el derramamiento de sangre parecía no tener fin. Ante tal escenario, el gobierno decidió legitimar la estadía de estas personas en el lugar. En ese instante, nace oficialmente El Rodeo.

Con el paso de los años, más familias llegaron a la zona, y la convirtieron en su hogar. Algunos datos sociodemográficos presentados por el DANE, a través del censo realizado en el año 2005, muestran que para la fecha, el barrio contaba con 13.004 habitantes, de los cuales 3.502 informaron que sí efectuaban procesos de formación educativa (que van desde prejardín hasta posgrado), contrastado con 8.924 personas que informaron no llevar a cabo ningún tipo de estudio; estas últimas se encontraban mayormente concentradas en un rango de edad entre los 15 y 21 años, así como también en la población con más de 24 años. Por otro lado, se evidencia que la actividad económica dominante es el comercio, seguido por servicios e industria. Los aspectos mencionados anteriormente permitirán analizar algunas de las causas que influyen en los problemas de violencia presentes aquí.

Si alguien se diera a la tarea de ingresar el nombre del barrio en cualquier motor de búsqueda, notaría que las noticias más relevantes se tratan de homicidios, drogas, enfrentamientos armados, entre otros. El Rodeo se ha caracterizado por el derramamiento de sangre y el microtráfico que se vive en sus calles, de hecho, me atrevería a decir que es una de las primeras impresiones que se tiene del sector cuando es mencionado. Sin embargo, las historias de muerte que se cuentan de voz a voz solo son un reflejo de un problema mucho más profundo que como mínimo, tiene sus raíces dentro de las esferas académicas y económicas.

Un bajo nivel educativo en gran parte de la población perteneciente al barrio puede incidir en factores como la informalidad y la violencia, testimonios de ello son dados por parte de algunos habitantes que expresan preocupación por los menores de edad que se encuentran estudiando, pues según sus palabras “los muchachos se van del colegio, porque el negocio de las drogas y pandillas es la manera más rápida de conseguir plata para llevar a la casa”. Esto nos deja bajo un escenario bastante crítico, pues los jóvenes desertan de sus estudios a causa de la necesidad. A causa de llevar algo de comer a sus casas. Aquí se ve el impacto de la marginación y la pobreza. Para algunos será justificado que la situación en la que se encuentran inmersas ciertas personas les acorrale a tomar la decisión de entrar en un negocio delictivo, para otros quizá no tanto, no obstante, es un fenómeno que se presenta constantemente en este lugar y no debería pasar desapercibido.

La señora Luz Alba y su esposo Oswaldo me comentaron acerca de la complicada situación de violencia que experimentaba el barrio hace algún tiempo; esta pareja ha vivido en el barrio aproximadamente 23 años, momento en el cual el conflicto estaba en su apogeo; ellos son dueños de una pequeña tienda, lugar que les ha permitido interactuar y vivir la historia del barrio con mayor cercanía. Con este panorama inicié mis breves preguntas:

¿Cómo era la situación de violencia cuando llegaron?

Cuando nosotros llegamos aquí la situación era bastante difícil, la violencia que aquí se vivía era brava, mucha gente murió, desde personas involucradas con el microtráfico hasta la propia policía, eso era el pan de cada día.

¿Cuál creen ustedes que fue la causa de la violencia?

Creo que la pobreza es una de las principales causas, este lugar estaba lleno de expendios de droga, sicarios y adictos, que solo agravaban la situación, sin embargo, hace 16 años algo cambió, la policía comenzó a desmantelar las bandas que traficaban por aquí, más gente murió, y entre tanta muerte comenzó a surgir el cambio. Los expendios de droga disminuyeron considerablemente, queda alguno por allí, pero ya no es la misma imagen de antes. A pesar de que aún se presentan problemas, la gente que le hacía tanto mal al barrio, ya no está, poco a poco la muerte les fue cobrando la vida que le arrebataron a tantos jóvenes de por aquí.


Habitantes del barrio El Rodeo pintanto un mural alusivo a las ceibas, como homenaje por los 47 años de la muerte de Celmira Prado, líder comunitaria que luchó por la adquisición de los terrenos que hoy habitan.
Foto: https://www.cali.gov.co/cultura/publicaciones/35002/barrio_el_rodeo_cumpli_47_aos/


También tuve la oportunidad de hablar con algunos estudiantes de la I.E.T.C Hernando Navia Varón, plantel educativo que se encuentra cerca del sector, y comentaron que apenas salieran del colegio se dedicarían a trabajar en negocios familiares o de otra índole. Muy pocos de ellos expresaron tener la intención de ingresar a la universidad, de hecho, afirmaban que en todos sus años de estudio, solo unas cuántas universidades privadas e institutos les habían presentado la gama de opciones de pago para ingresar. Pocos mencionaron la presencia de la universidad pública, casi no conocían de ella y de los planes que ofrece, lo que nos lleva a otro mal en la lista, pues al centrar la atención en un aspecto meramente económico y de calidad, este tipo de universidad podría ajustarse mejor a las necesidades de los habitantes del barrio además de que puede generar un impacto social positivo, pues la educación no solo puede brindarle una perspectiva de vida diferente al estudiante sino también a su familia, vecinos, o allegados.

En la actualidad, los habitantes del sector también se están viendo afectados por el coronavirus COVID-19. Una parte de ellos tiene la posibilidad de cumplir con el aislamiento impuesto por el gobierno, sin embargo, no es el caso de todos. El hambre y las facturas apremian, por ello, muchos otros se encuentran en la obligación de salir a las calles para ganar el sustento de sus familias. Como se dijo anteriormente, la principal actividad económica es el comercio (la mayor parte informal), así que una de las consecuencias del confinamiento ha sido la falta de trabajo y por supuesto, de ingresos. Algunos se han visto en la necesidad de tocar puerta a puerta en busca de ayudas que les permitan sobrellevar este tiempo de crisis. Por otra parte, la falta de concientización e intervención por parte de las autoridades, han llevado a que varios tomen la cuarentena como un tiempo de fiesta, en el que cada fin de semana se realizan eventos para celebrar algo, sin considerar que este tipo de actos pueden causar una propagación más acelerada del virus. Durante este lapso, también se han incrementado la cantidad de inmigrantes que llegan en busca de ayudas. A su vez, ha crecido el movimiento del comercio informal de frutas y verduras, convirtiéndose estas, en las fuentes de ingreso de varias familias que se vieron en la obligación de cerrar sus antiguos negocios. El “rebusque” se convirtió en la nueva realidad de los habitantes del sector e incluso de los que viven por fuera de él. Aquí se dejan ver las dos caras de la pandemia, mientras unos celebran otros ponen en riesgo su vida por conseguir un plato de comida.

Me gustaría concluir hablando sobre el carácter de la comunidad, pues se evidencia una diversidad sorprendente, sin embargo, a pesar de sus diferencias todos parecen conocerse y siempre te reciben con una sonrisa. Los problemas no han logrado arrebatarles esa chispa humanitaria que solo da esperanza de un cambio y un mejor porvenir. Es gente con profundas necesidades, pero a su vez bondadosa, capaz de ayudar con lo poco que tienen. Considero bastante triste que esta imagen tan bella se vea opacada por los conflictos sociales que se experimentan. Causa melancolía pensar en la imagen tan negativa y los señalamientos hacia este sector, cuando en la realidad también se ve a una comunidad con muchos aspectos positivos para ofrecer.

Hay talento, inteligencia, bondad y aspiraciones muy altas. Son personas que han logrado sortear los problemas y demuestran ser más que una bala perdida de la sociedad. Aquí se encuentran seres humanos, que caen, se levantan, pero nunca se rinden.

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