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La cannabis medicinal: una oportunidad amenazada
Por: Fernando Guerra Rincón
Economista, magíster en Estudios Políticos y Económicos de la Universidad del Norte
Foto: http://www.fundaciondaya.org
Mientras el Fiscal General de la Nación, Néstor Humberto Martínez, haciendo eco de las voces más retardatarias de la sociedad colombiana, ironiza frente a las decisiones de la Corte Suprema de Justicia en torno al porte y al consumo de la dosis mínima de marihuana, pretendiendo reversar lo aprobado por este Tribunal en varias sentencias, en los Estados Unidos, la nación que ha liderado y promovido el prohibicionismo como arma principal de la lucha contra la droga, la cannabis está legalizada en 29 estados para uso médico y científico y en 9 para uso lúdico ; la producción, innovación, distribución y consumo de distintas variedades de la yerba es ya, el más importante renglón de su agricultura, con inmensas perspectivas.
Igual que en Canadá, donde el primer ministro, Justin Trudeau, espera que su uso recreativo este legalizado para este año , con el correcto criterio de quitarle recursos al crimen organizado, así como para proteger a los menores de edad, para lo que existe una legislación severa. Ídem en Uruguay, la democracia más sólida del continente.
La revolución de la cannabis y las cifras en el mundo
La revolución de la cannabis, de la mano de la ciencia y la tecnología, ha llevado a que este alucinógeno, que hace parte de prácticas milenarias de nuestras culturas precolombinas y de civilizaciones como la India , fumarla sea un uso obsoleto.
Hoy se come, se bebe, se inhala con vaporizadores que no producen humo, se chupa en pastillas, se mastica en chicles, se aplica en ungüentos, se frota en pomadas, se administra en gotas bajo la lengua, se sirve en restaurantes, se ofrece en forma de cocteles en bares, en spas, en masajes relajantes.
En San Francisco se ofrecen tours turísticos a los interesados en conocer más de la yerba a US$ 295 por persona, en grupos de a diez. Y se promociona en California en vallas públicas con estos sugestivos anuncios: ₺Hola marihuana, adiós a la ansiedad₺, ₺Hola marihuana, adiós al dolor₺, ₺Hola marihuana, adiós al insomnio₺ . En síntesis, la marihuana es una cura para los males de nuestro tiempo, el ungüento para cada dolencia, el bálsamo para cada estado de ánimo. Ñapa: Un estudio de Journal of Sexual Medecini, concluyó que los fumadores habituales de cannabis tienen un 20% más de relaciones sexuales que las personas que se abstienen del consumo de esa sustancia . Las bondades científicas y el uso terapéutico de la cannabis están más que probados. En Colombia, miles de pacientes, con distintas dolencias y enfermedades esperan con esperanza sus milagrosas curas.
Se calcula que el mercado de la marihuana mueve en el mundo 200 billones de dólares . Los gringos lo llaman el nuevo oro verde de la economía, la industria del siglo XXI . En China, la empresa australiana Crespo Pharma va por ese amplio mercado, con inversiones que rondan los 40 billones de dólares . En Estados Unidos, los 44 millones de consumidores de marihuana esperan gastar en el 2018, US$ 10.000 millones y US$ 23.000 millones en 2019. En Nevada, la demanda por el uso de marihuana recreativa no alcanzó a ser satisfecha por el mercado . Un estudio estima el marcado norteamericano por US$ 75.000 millones en el 2030.
En 2014, la industria generó ventas por US$ 2.400 millones, un 74% más que en el 2013, con un crecimiento esperado de al menos un digito durante la presente década. En Canadá, según Bloomberg, una firma consultora, las ventas esperadas de marihuana para el 2021 superan los US$ 6.000 canadienses . Su Hacienda Pública espera ingresos por US$ 800 millones de dólares estadounidenses, producto de un impuesto del 10% al comercio de marihuana legal, equivalente a un dólar de impuesto por cada gramo producido. En Colorado, el primer estado en aprobar la legalización en Estados Unidos, la venta de marihuana tuvo un crecimiento del 42% en el 2015, 30% en 2016 y 15% en 2017, lo cual se tradujo en US$ 135 millones de ingresos fiscales para el estado en 2015, US$ 194 millones en 2016 y US$ 247 millones en 2017.
La revista especializada Marihuana Business Daily, estima que las ventas del alucinógeno avanzarán en un 45% en 2018. Cronos Group, fue la primera empresa dedicada a producir y distribuir marihuana de uso medicinal en cotizar en la Bolsa de Nueva York, en el índice Nasdaq. Esta empresa distribuye marihuana medicinal en 12.000 farmacias en Alemania . Canopy Growth, dedicada a los mismos menesteres también cotiza en bolsa: su acción de inicio se valoró en 2016 a US$ 1.76 canadienses y en 2017 se cotizó en US$ 23.60. Igual le va a MedReleaf cuyas acciones han subido un 153% desde su debut bursátil.
Dadas las expectativas del negocio, La Universidad del Norte de Michigan ha agregado a su oferta de carreras universitarias un título de químico especializado en plantas medicinales para los interesados en sumarse al creciente negocio de la marihuana legal . Como se ve, la pretensión de las agencias internacionales antidrogas, de un mundo libre de drogas, queda hecha trizas. Ese mundo angelical, inocente, sin angustias, se convierte en una cruzada malsana que impiden los avances de la ciencia y el aprovechamiento para la salud humana del mundo vegetal.
Y en Colombia…
Al margen de las estériles recomendaciones de la burocracia internacional para el tratamiento de las drogas ilícitas, la producción y el negocio de las drogas ilícitas, con su esquela de criminalidad y de violencia, no se detiene en ninguna parte del mundo. En el caso particular de la marihuana, cuyo uso aumenta en el planeta y particularmente en la unión americana desde antes de las legalizaciones continuadas y profundizadas en ese país , la dinámica de los negocios y de la tecnología esta abriéndole campo a un renglón promisorio de la economía que bien puede ayudar, en el caso colombiano, a regiones enteras donde se siembra la yerba y a un campesinado olvidado y estrujado por la importación masiva de alimentos y que aun en el posconflicto les es esquiva el y la paz.
La siembra, producción y agregación de valor de la marihuana colombiana que por condiciones del suelo hace posible que aquí se produzca la mejor del mundo y que fue fumigada por orden de la nación en donde hoy se le apuesta con mayor ahínco al nuevo y filoso negocio, tiene una oportunidad en estas breñas preñadas de pobreza, donde los costos de producción son menores y las condiciones bioclimáticas hacen que se produzcan dos o tres cosechas al año, que pueden convertir este rublo en el quinto renglón de la economía colombiana.
Cálculos de la Universidad del Rosario indican que la actividad en sus múltiples facetas, producción, farmacéutica, industrial, transporte, turismo, puede redondear un 0,4% del PIB. En Colombia, producir un gramo de marihuana cuesta 10 centavos de dólar. En Canadá vale US$2.25. Nos podemos convertir en el segundo productor mundial. Nuestra producción alcanzaría para cubrir las necesidades del mercado local y el 10% para exportación.
Solo en Corinto hay sembradas 700 hectáreas de marihuana , mil familias y quince cooperativas están en ese esfuerzo. Por legislación interna, al menos el 10% de la materia prima para la industrialización de la cannabis debe provenir de pequeños cultivadores. Una hectárea de marihuana puede producir quince empleos directos. Los campesinos no la tienen fácil. Para obtener una licencia para cultivar en un solo sitio requieren 35 millones de pesos prohibitivos. El gobierno, aunque ha autorizado el cultivo de la marihuana medicinal, es paquidérmico en suplir las necesidades y requerimientos de las comunidades para un tránsito más expedito hacia una economía legal de las comunidades.
Una posibilidad amenazada.
En el país hay un esfuerzo empresarial en torno al negocio de la cannabis medicinal. Existen 22 empresas con licencia para cultivar y 22 para transformar cannabis. Campesinos e indígenas de las regiones productores están en el empeño de hacer el tránsito de una economía ilegal, reglada por la violencia, a una legal y tranquila, que traiga ingresos a las familias, recursos a los municipios y prosperidad a sus moradores, en un mercado y en un cultivo del que tienen conocimientos ancestrales.
El nuevo contexto que se está formando alrededor de las preocupaciones e intenciones de abolir o revisar la dosis mínima y de cumplirle a los Estados Unidos sus exigencias en materia de política antidrogas, la determinación de la nueva dirigencia que puede salir del actual proceso político que vive el país de volver a las fumigaciones, le imprimiría a las regiones en conflicto nuevos ciclos de violencia que enrarecería el ambiente de estos nuevos negocios.
La política de sustitución voluntaria es un fracaso total y el Gobierno Nacional ha impuesto a rajatabla, en contravía del espíritu del Acuerdo de la Habana, la sustitución forzosa en regiones donde también conviven los cultivos de marihuana para uso legal. Lo que se viene para esas regiones, es un verdadero clima de guerra donde muy probablemente fracasaran estos esfuerzos empresariales por construir paz territorial, con una economía sustentable.
Legalizar el cultivo de la marihuana para uso recreativo es una oportunidad para Colombia y las regiones cultivadoras. El Alcalde de Corinto afirma con razón: “Mientras haya demanda y no se legalice totalmente la marihuana para el consumo recreativo vamos a seguir teniendo esa dificultad” . Muchas vidas se salvaran si se le abre curso a esta posibilidad productiva. Si, por el contrario, se sigue en la ineficiente, costosa y estúpida guerra contra las drogas, como prometen algunos candidatos, preparémonos para contar los muertos y con ellos las posibilidades de una paz auténtica.