Invitado

Invitado – Alfredo Molano

Alfredo Molano
Colombia: El corazón de las tinieblas

En el marco de la celebración de sus 25 años, el periódico La Palabra tuvo el honor de contar con uno de los autores más respetado hoy en día en Colombia. Molano nos compartió sus opiniones y experiencias acerca del proceso de paz, y nos expuso los retos que traerá consigo el postconflicto. Su voz es una de las más claras y serias a la hora de abordar estos temas dado que él ha navegado por las tinieblas del corazón de este país.


Por: Jorge Sánchez Fernández
Estudiante de Lic. En Literatura




Alfredo Molano en el Periódico La Palabra.
Foto: Oscar Hembert Moreno Leyva.


Al terminar de leer Desterrados, libro publicado en 2001 y escrito desde el exilio, no puedo escoger qué emoción sentir; son tantas, y tan parecidas ¿Será rabia, tristeza, decepción, quizá angustia, abandono o nostalgia?… Desde mi posición de estudiante universitario y habitante de la ciudad, no soy más que un testigo alejado de una realidad que no he vivido y ni siquiera conozco. Quizá lo que sienta sea vergüenza por estar tan alejado de un país tan cercano, quizá también me sienta desterrado en mi propio país: un extranjero, que nació y vive en Colombia, pero para el cual esta tierra se resume a unas pocas cuadras, a unas pocas experiencias.

Leer la obra de Alfredo Molano, nos confronta y nos somete a un juicio. Todos en este país nos hemos visto envueltos en la violencia que hace más de medio siglo lo azota. Como si el conflicto armado fuera un río enorme y lúgubre, ninguno de nosotros ha sido el mismo una vez dimensionamos los alcances y las consecuencias de éste. Sin embargo, si preguntas en la calle, a pocos les interesa lo que pasa en un pueblo lejano, a otra gente que no conoce: la guerra siempre está en otra parte y le ocurre a otras personas. Es por esto que la figura de Alfredo Molano es tan importante.


Alfredo Molano y el equipo de trabajo del Periódico La Palabra 2017.
Foto: Oscar Hembert Moreno Leyva.


Las anécdotas que él retrata, nos llevan a esos parajes olvidados de nuestra historia. Muchos son los homenajes y premios que ha recibido, y esto se debe al inmenso trabajo realizado en la recopilación de material histórico y vívido. Pocos son capaces de sumergirse en los entresijos de la locura, la desidia y la tristeza de la guerra. Pocos se levantan de sus escritorios, de su acomodada vida, y abren los ojos a otra realidad, que, como dice Gabriel García Márquez, no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas.

Dice Molano: Escribir para mí es templar mis más secretas cuerdas y por eso tengo que borrar hasta traspasar la hoja, hasta encontrar el tono de la pasión por la vida y por la belleza que tiene la gente con la que me topo. La gente cuenta cuando se le oye y lo hace con una sinceridad limpia, cuenta lo pasado como si lo estuviera viviendo, en presente. Y lo hace con generosidad, con soltura, con humor, con fuerza. Chisporrotea. No es difícil oírla porque habla lo que vive. La dificultad comienza cuando el que trata de escribir no oye porque está aturdido de juicios y prejuicios, que son justamente la materia que debe ser borrada para llegar al hueso.


Alfredo Molano y Darío Henao Restrepo, Director del Periódico La Palabra.
Foto: Oscar Hembert Moreno Leyva.


Molano en Univalle

La voz de Alfredo Molano fluye como un arroyo perdido entre las montañas, parece querer resguardar las palabras para el papel. Me cuesta escucharlo entre los ruidos de la vida cotidiana. Creo que a él le cuesta hablarnos; característica habitual en las personas acostumbradas a oír. Lo escucho atento y con dificultad. Habla sobre la firma de los acuerdos de paz y de los temores que éste le proporciona: Yo sigo creyendo que fue un gran laboratorio de análisis político de las fuerzas que están dentro del puje por el poder (…) y yo temo mucho que comience asesinatos sistemáticos de gente de izquierda: de campesinos, de dirigente obreros y si eso sucede, antes de que las FARC se desarmen, ellos no se desarman o quizá se dividan. Yo espero que ese peor escenario, donde comiencen a matar gente y donde el reloj de la historia eche reversa, sea una posibilidad menor.

Sobre los problemas en el Apaporis con los grupos disidentes de la FARC: Ahí el vacío de poder va a ser doble: por parte del estado que es el tradicional, pero también va a haber un vacío de la guerrilla que de alguna manera había generado un orden local, con código; los manuales de convivencia existen, están escritos y se cumplen. No sé qué presencia tendrán en el territorio del Apaporis o el Chiribiteque para abajo; no sé, quizá no, porque ¿qué importancia electoral tienen? Es eso lo que hay que pensar; ellos van a buscar las áreas donde han tenido presencia, pero también donde hay electores. El estado no va mover una mano para ellos. Pero pueden ser sectores donde se enraíce otra guerrilla u otras formas del conflicto armado.


Alfredo Molano en el Auditorio 5 de la Universidad del Valle.
Foto: Oscar Hembert Moreno Leyva.


A medida que habla, y responde la pregunta de mis compañeros, entiendo que Colombia no es un páramo desolado, con una sola realidad. Los entresijos del conflicto armado que asola nuestro país, son tan profundos, tan crueles y desconocidos que no podemos dimensionarlos. Miremos las cosas por este lado −continua Molano, ahora hablando de los medios de comunicación y su influencia en el proceso de paz−, a los medios de comunicación uno les echa la culpa de todo, pero es que los medios son empresas, eso los sabemos, pero nunca juntamos las dos cosas. Son empresas que tiene una ley, que es la ley de toda empresa: hacer plata. Ese dinero sale de la parte publicitaria y éstos tiene una pauta muy astuta, que dirige al periódico con el manejo de la misma y determina la orientación ideológica del medio. Es la empresa la que maneja ese resorte, no es exactamente la empresa editorial de los medios; aunque naturalmente los medios interpretan esas políticas económicas de las empresas, y esas políticas públicas del gobierno. Ustedes han visto cómo se han comenzado a mover con cierto cuidado los medios con relación a estas negociaciones. Ya no hablan tanto de bandidos o monstruos, ahora le dicen alias a unos le dicen comandantes.

Por otro lado es muy interesante ver cómo se va a enfrentar en el futuro a los medios de comunicación o al sistema de comunicación. Cómo va a hacer el nuevo partido para encontrar formas de financiación, formas de comunicación, formas de influencia en la opinión pública; están las redes, es cierto, y ellos están aprendiendo a manejarlas.

Alfredo Molano conoce el corazón de nuestra nación, lo ha recorrido, lo ha sufrido, con una prosa clara y certera lo ha plasmado en el papel y desde la lejanía lo ha añorado. Escucharlo y leerlo nos golpea en lo más profundo. Es nuestra labor encontrar esa otra Colombia que no es la del apasionado nacionalista, sino una más dolida, sangrante y desconocida. Quizá si hacemos esto podamos entender todas esas voces acalladas por la violencia y compartamos su dolor, considerándolo nuestro. Tal vez en algún tiempo también seamos nación en el sufrimiento y de él podamos resurgir un poco más sabios, y al final logremos afirmar en cualquiera que sea nuestra profesión, como lo hace Molano: No puedo escribir una línea que, de alguna manera, yo no haya vivido.

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