Homenaje
Roth y el alma de las cosas
Por: Gustavo Bueno Rojas
Philip Roth, escritor norteamericano (1933 – 2018)
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En una de las cartas que George Sand le escribe a Flaubert, le increpa preguntándole: ¿Por qué oculta el sentimiento que siente por sus personajes? ¿Por qué no muestra en su novela su doctrina personal? ¿Por qué los muestra desolados y no los consuela? y continúa diciéndole. El arte no es sólo crítica y sátira. Por su parte, Flaubert le contesta que nunca quiso hacer ni crítica ni sátira, ni tampoco hizo literatura para manifestar a los lectores sus opiniones personales, a él, lo alientan otros impulsos: siempre me he esforzado —dice Flaubert— para llegar al alma de las cosas. Cuando pienso en la respuesta de Flaubert, pasan por mi mente muchas novelas y nombres de escritores, y siempre se queda alguno dando tumbos. Aparecen nombres de otros siglos como Cervantes, Tolstoi, Shakespeare, el mismo Flaubert, que siguen tan vigentes, como si todavía se pasearan por las calles de París, Barcelona, Moscú y siguieran publicando nuevas novelas.
Aparecen también otros nombres, no tan clásicos, pero que pienso se han dedicado a indagar en sus obras el alma de las cosas. El turco Pamuk, por ejemplo o el estadounidense Doctorow, podría decir, también que el chileno Roberto Bolaño y el italiano Alessandro Baricco lo han hecho. Y siempre se queda uno por ahí, que indudablemente no se va del pensamiento hasta que no logras hablar de él, y eso es lo que intento hacer en estas líneas, referirme a un escritor que me sorprende cada vez que leo una obra suya o una página, no sólo por la calidad de su escritura, sino porque en su obra hay un esfuerzo evidente para buscar lo mismo que buscaba el autor de Madame Bovary.
Diez novelas escritas por Philip Roth que hay que leer.
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Pero eso no es lo importante en su caso, lo que verdaderamente lo hace interesante, es que lo logra. Philip Roth ha publicado más de 25 novelas, y lo más sorprendente de todo esto, además de publicar una o dos novelas por año, es que su obra tiene una muy alta calidad literaria. Roth hace de su mundo literario, un mundo universal y sus personajes van más allá del joven judío que se quiere convertir en escritor, o de un publicista que le huye a la muerte. Sus historias son un espejo del mundo contemporáneo en donde cada hombre o mujer se enfrenta con los tortuosos avatares del día para llegar a su lugar de trabajo. Aunque parezca cosa sencilla, Roth nos muestra lo difícil que es vivir en estos tiempos, pero también nos muestra la molesto que puede llegar a ser la muerte.
Sus novelas se han convertido en verdaderos Best Sellers en todo el mundo, además han sido traducidas a una infinidad de idiomas y se han ganado casi todos los galardones existentes, y aunque todavía no se gana el Nobel, su nombre suena, desde hace unos años, en los pasillos de la academia.
La escritura de Philip Roth es sincera, y sin aspavientos nos muestra cómo un cuerpo se deteriora con el paso de los años, o cómo el amor puede casi que acabar con la vida de un hombre. Su obra va más allá de esas pequeñas vidas escépticas, de costumbres judías y de tipos millonarios: lo que Roth nos muestra con la inmensidad de su obra, y con la sencillez de sus relatos, es que somos humanos y página tras página, nos hace sentir, entre muchas otras cosas, que la vida inevitablemente tiene un final.
Cuando pienso en la literatura, comparto la imagen que el turco Orhan Pamuk hace en su discurso de recepción del premio Nobel: en un tipo encerrado en un cuarto lleno de libros.
Entonces pienso en los escritores que, como Roth, han dejado la vida para dedicarse a comentar el mundo, sin pensar en que sus comentarios puedan interesar a alguien, pero cada vez que se sientan en frente de la máquina de escribir, el computador o la libreta de anotaciones, lo hacen de manera tan sincera que su escritura, sin duda, no tiene otro camino que buscar el alma de las cosas.