Año Manuel Zapata Olivella 2020 – Chambacú, corral de negros
Chambacú, corral de negros
Novela escrita por el maestro Manuel Zapata Olivella y publicada en 1963. Nos presenta una historia ambientada en la década del 50 en un pueblo cerca de Cartagena, con un contexto de marginalidad y resistencia que perfectamente podemos releerla desde lo contemporáneo de aquellos sujetos subalternizados que viven en las periferias de nuestro país. Una relectura necesaria en un contexto social y político que aún sigue empobreciendo a sus comunidades afro a lo largo y ancho del territorio.
chammmmmbaaaacuuuuu
chaaaaammmmbacuuu
chammmbacuuuuu
la historia
la escribes tuuu
la historia de las murallas
con sangre la escribió
la canalla con sangre la escribió
Toto la Momposina (1999)
Por: Óscar Hembert Moreno Leyva
Licenciado en Historia
Chambacú, corral de negros. Manuel Zapata Olivella
Chambacú como novela nos interpela desde el primer capítulo a realizar otra lectura de aquellas comunidades unidas a la muerte, la pobreza, el orden de lo sexual, las tradiciones versus la cristiandad y por supuesto la resistencia frente al hombre blanco. Una novela que devela una Colombia profunda pero cercana. Manuel Zapata nos dotó de un contenido histórico y de una dimensión étnica para deconstruir aquellas narraciones hegemónicas impuestas a las comunidades negras de la costa atlántica y pacífica.
En el primer capítulo nos presenta más de 20 personajes con sus vicisitudes en un ambiente complejo de la costa atlántica. Uno de ellos es Máximo, el responsable del contenido político de la novela, y me arriesgo a pensar que es una auto-representación de Zapata Olivella, ya que se define como un sujeto subalterno, pero con un contenido que lo hace aparentemente el más ilustrado de toda la comunidad. Máximo fue el primero de su familia en aprender a leer y escribir, buscaba empleos que le permitieran disfrutar de la lectura, y claro, al politizarse y tomar acciones, fue preso varias veces, una de ellas por pintar grafitis contestatarios dentro de la isla, lo que me recuerda a aquel personaje de la novela de Edgar Collazos, En tierra extraña, donde pintar en las paredes despierta las conciencias de un pueblo aparentemente adormecido y este va hacer un elemento literario importante para el capítulo final de Chambacú.
En medio de la pobreza hay hombres que sueñan con posibles victorias en el boxeo y con apostarle todo a los gallos, las visitas a las prostitutas y el reclutamiento forzado a los más jóvenes para llevarlos a una guerra que no era ni de ellos y de ningún colombiano, la guerra en un país tan lejano como Corea, traería cambios en Chambacú.
En el segundo capítulo el hermano de Máximo, José Raquel, vuelve con una moto, dinero y con una mujer blanca y extranjera. Regresa mutilado, vuelve con una máscara blanca, como diría Frantz Fanon. “Para mí la guerra no fue la guerra, sino un buen negocio, que además de la moto me trajo una buena hembra”. Aquel olor de la sombra de un hombre que ya no se ve en su comunidad, impregna poco a poco a sus vecinos. José Raquel termina defendiendo el status quo.
En el tercer capítulo se narra la batalla de poderes, Máximo sale de la cárcel después de años de prisión, “esa noche larga y tenebrosa de cuatrocientos años. La vieja África transportada en los hombros de sus antepasados”. La gente comparaba los 20 años de lucha de Máximo con el poco tiempo en que supuestamente José Raquel consiguió algunas inversiones en la zona. El autor plantea el poder sexual de los personajes masculinos y la respuesta de algunas mujeres, incluida el papel de Inge como la mujer extranjera que viene con su cultura y replantea el papel de otras mujeres en la historia, mujeres que cumplen los roles acartonados de putas y madres. Chambacú, una comunidad negra aislada, termina supeditada a la marginalidad por parte del Estado. Una marginalidad convertida en el eje estético de la novela de Manuel Zapata.
Si bien se sabe que hay algunas obras artísticas musicales y de otros géneros que han hablado de esta comunidad, como aquellas compuestas por Pedro Nel Isaza Aguirre, Jorge Artel, Totó la Momposina, Régulo Ahumada, Antonio María Peñaloza, Gerardo Varela, Arsenia Asprilla, Juan Gutiérrez Magallanes, Diomedes Diaz y Lucho Bermúdez, Chambacú, corral de negros es la novela que nos permite evidenciar la importancia de resignificar el carácter de lo afro en la historia colombiana. Una obra literaria de protesta contra la pobreza, el desarraigo y la persecución. Sus páginas nos hablan de la identidad de la diáspora, el folclor, la tradición y aquella construcción simbólica instrumentalizada de la religión católica para acaparar la espiritualidad ancestral. Esta novela nos puede llevar a un testimonio de la oralidad de los pueblos oprimidos, pasando de las relaciones sexuales, económicas y de poder como mecanismo contra la racionalidad blanca que deshumanizó al pueblo negro. Una relectura para señalar aquel orden social racista que aún se mantiene presente. Una novela donde los sujetos negros tienen, hacen y construyen la historia.
“Pasearían el cadáver por la ciudad. Un desfile de harapos en busca de una sepultura. Mostrarían su miseria, la abandonada por los siglos en el corral olvidado. El puente sería un camino para llegar a los portalones de los que se decían adorar a Pedro Claver. Debían saber que Chambacú necesitaba mucho más que banderines y limosnas. (…) Máximo abrió los ojos de los demás”.